- El Estado de México es un exponente indiscutible de la ancestral cocina tradicional mexicana y de la gastronomía típica que distingue a la región centro del territorio nacional.
Reporte/Escarlata
Toluca,
Edoméx.- 13 de mayo de 2018- Enclavado
en el corazón del país y heredero de numerosas tradiciones de distintas
culturas precolombinas, el Estado de México es un exponente indiscutible de la
ancestral cocina tradicional mexicana y de la gastronomía típica que distingue
a la región centro del territorio nacional.
A
lo largo y ancho de su territorio, en el Estado de México es posible encontrar
variados y exquisitos platillos, a través de los cuales podemos conocer
nuestras más profundas raíces y las tradiciones más arraigadas.
Tal
es el caso de las exóticas preparaciones que datan de tiempos ancestrales, como
los afamados escamoles, que son el deleite de quienes gustan de la tradición
culinaria del valle de Teotihuacán y en donde también se pueden saborear los
magníficos chinicuiles y los gusanos blancos del maguey.
Estos
platillos, junto con la sopa de caracol y los ximbotes, ya sean de cueritos con
nopales, de chícharo o de verdolagas, complacen a los paladares de millones de
comensales locales y extranjeros que se dan cita cada año en esta emblemática
región del estado.
Otro
ejemplo, es la riqueza culinaria del sur Estado de México, con las ancas de
rana o la sopa de lima de Ixtapan de la Sal, los tacos de obispo del municipio
de Tenancingo o las espléndidas truchas que se cocinan de diferentes formas en
el Pueblo Mágico de Malinalco.
Las
truchas también se pueden degustar en otras regiones del estado, como en los
Pueblos Mágicos de Villa del Carbón, que se encuentra al norte de la entidad;
en Valle de Bravo, ubicado al suroeste; o en el municipio de Ocoyoacac, en el
centro geográfico del territorio mexiquense.
Si
nos aproximamos a la zona norte encontramos en Aculco, numerosas variedades de
quesos artesanales de excelente calidad y delicioso sabor, además de las
enchiladas de comal y los magníficos tocinos, jamones y chorizos tipo asturiano
y costa brava, de clara influencia hispánica.
En
el Pueblo Mágico de El Oro es imprescindible saborear el típico mole con carne
de guajolote, las aromáticas enchiladas rieleras y tomar una copita de la
tradicional Chiva, reconfortante bebida elaborada con hierbas y el cual es un
magnífico digestivo.
Por
su parte, en la región centro de la entidad, en donde aún se asientan numerosas
comunidades mazahuas, se puede probar el pollo en chirrión, preparado con chile
cascabel en caldo y carne de pollo; los charales con nopales en salsa verde, o
bien el exquisito mole de olla, que se cocina con xoconostle y chile guajillo;
guisos que forman parte de la cocina tradicional de origen precolombino y que
esta etnia ha sabido preservar a lo largo de los siglos.
Otro
gran exponente de la cocina tradicional del Estado de México, es la de origen
matlazinca, que emplea numerosas hierbas como quelites, berros, hongos, flor de
calabaza y verdolagas.
Entre
sus platillos más distintivos están el cerdo en salsa de ciruela, las tostadas
de tuétano, los jumiles y los huevecillos del mosquito, conocidos como
ahuautle.
Finalmente,
el oriente de la entidad se distingue, por el conejo preparado con diversidad
de recetas y, desde luego, por la cecina salada o adobada que se consume en
municipios como Amecameca y Tepetlixpa, que resguardan a los majestuosos
volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Ésta,
es sólo una muestra del extenso acervo culinario del Estado de México, que se
expresa a través de deliciosos sabores, exquisitos aromas, sorprendentes
texturas e intensos colores, que inundan los sentidos y que nos dejan ver la
gran herencia cultural que hemos recibido y que podemos apreciar a través de la
gastronomía mexiquense.
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