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“Haciendas en la que vivió Sor Juana Inés de la Cruz”

  • SEGUNDA PARTE DE TRES. 
Por: José Alberto Zea Domínguez. 
Tlalmanalco, Edo. Méx.- 7 de Agosto 2013-  En lo que queda de ruinas de lo que fue una gran hacienda de la Santa Cruz, por el siglo XVII, hoy se pone en venta, ya que sin importar que en ésta ex hacienda, vivió la niña, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, la infante que, se adelantó a su tiempo. 

Adriana Chávez Castro, en su libro “Sor Juana Inés de la Cruz”, después que el padre de Juana Inés de Asbaje (Asuaje), apellido real, Pedro Manuel de Asbaje, “No se quedó por mucho tiempo al lado de su mujer (Isabel Ramírez), ésta regresó al lado de su padre, Pedro Ramírez de Santillana, para hacerse cargo de la ex hacienda de Panoaya, en Amecameca, en donde la niña aprendió a leer y a escribir”. 
La historiadora en su obra dedicada a la “Musa Décima”, estableció que, “Tiempo después conoció a otro capitán de nombre Diego Ruiz Lozano, quien mantenía tratos con Don Pedro Ramírez, y era dueño de la hacienda de la Cruz, cercano al poblado de San Juan Atzacualoya muy cerca de Tlalmanalco, de ésta unión nacieron tres hijos, Diego, Antonia e Inés. Que a diferencia de sus medias hermanas, si recibieron el apellido de su padre y una vasta herencia, sin embargo, Diego Ruiz Lozano, no permaneció también mucho tiempo con Isabel y sus hijos, y este contrajo nupcias con una mujer llamada, Catalina Maldonado, que por cierto no tuvo descendencia. 
En otras crónicas dedicada a la “Ave fénix de América”, se cuenta que, la infanta, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, en ésta ex hacienda de la Santa Cruz, aprendió la lengua Náhuatl, el cual se comunicaba con los naturales de Tlalmanalco, en la iglesia de San Luis Obispo de Tolosa, tanto sus hermanas, madre y padrastro, los domingos llegaban a escuchar la santa Misa. 
Dentro del archivo municipal, de ésta localidad, están documentos en donde se habla de una herencia que les dejó, Diego Ruiz Lozano, sin embargo a falta de Paleógrafos, para describir lo que fue, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, parte de la historia de su vida de pequeña, está dormida entre los documentos históricos del lugar. 
Intelectuales de la zona oriente de la entidad mexiquense, mucho han hecho para que no se venda la ex hacienda de la Santa Cruz, sin embargo, las autoridades culturales tanto federal y estatal, tal parece que la cultura es “Palabra Muerta”, por lo que todo se ha quedado en palabrerías. 
Mucho se tiene que hacer para que una ex hacienda como la de Hixtamayo, en el poblado de Cuecuecuautitla, municipio de Tepetlixpa, en donde también la niña, Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, estuvo con su abuelo, Don Pedro Ramírez, el cual adoraba como si fuera su propio padre, estas ruinas se queden en el olvido. 
En la última parte de las ex haciendas en donde vivió, Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, hablaremos de los prodigios que en la inteligencia de la primera poetisa de América, lo fue, Sor Juana Inés de la Cruz. 
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