- “El cambio real del sistema económico capitalista neoliberal es cuestión de tiempo porque la gente ya no está dispuesta a seguir soportando tanta opresión e injusticia”. Laura Castillo.
Redacción/El
Escarlata.
Zona
Oriente, Edoméx.- 14
de febrero del 2017- Mientras
siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación ganan 380,406 pesos al mes, millones de trabajadores
mexicanos sobreviven con un salario mínimo, o cuando mucho dos, que
va de dos mil 480 pesos al mes o cuatro mil 960 pesos,
aproximadamente, comentó
Laura Castillo, Vocera Estatal del Movimiento Antorchista del Estado
de México.
El
estratosférico sueldo de los magistrados electorales ni siquiera
está al alcance de profesionales privilegiados de clase media que a
lo más que pueden aspirar es a 30 o 40 mil pesos mensuales –algunos
un poco más-, que les permite vivir cómodamente y ahorrar para la
vejez, pero que cuando ésta llega, junto con las enfermedades, lo
ahorrado se acaba de la noche a la mañana. Así se las gasta el
capitalismo neoliberal que vivimos en México: por una parte permite
que siete magistrados electorales tengan salarios exagerados,
mientras que millones de mexicanos se truenan los dedos por no saber
que les darán de comer a sus hijos al día siguiente, y que saben
que no podrán alcanzar un salario de ese nivel ni en un año de
trabajo. ¡Salarios
injustos!….ni más ni menos.
Esta
injusta situación que ha llegado al absurdo –como muchas otras
cosas en México y en el mundo-, es generada y avalada por ese
sistema económico capitalista que permite que los trabajadores que
producen la riqueza con sus manos, prácticamente se queden sin nada,
mientras que los “intelectuales” que sostienen y protegen a ese
sistema -como los magistrados electorales que lo único que hacen,
dicen, es cuidar que las elecciones federales se lleven a cabo
limpiamente-, viven en la abundancia y con lujos a que ni los
trabajadores de clase media pueden aspirar. Por ejemplo, mientras la
mayoría de los trabajadores mexicanos se moviliza en transporte
público, y los profesionales en autos o camionetas que compran en
abonos, (con la que muchas veces quedan endeudados de por vida pues
al no poder pagar las mensualidades, sube el cobro de intereses) los
magistrados se transportan en camionetas de lujo en las que el erario
federal invirtió cuatro millones y medio de pesos.
Cierto
que hay ciertos trabajos que requieren comodidad y seguridad en el
traslado de funcionarios o personas en general, pero me parece que no
es el caso de los magistrados electorales, quienes trabajan fuerte en
periodos electorales, cuando…. seis meses cada seis años si es
para presidente de la República, gobernadores o senadores, o cada
tres años cuando se elige a diputados federales, y el demás tiempo
lo gastan en estudiar, revisar documentos y no sabemos que más.
Bueno, para realizar ese trabajo, los magistrados compraron dos
camionetas Chevrolet Tahoe con valor de 897 mil 300 pesos cada una;
dos Chevrolet Suburban con costo unitario de un millón 36 mil 300
pesos y una General Motors, Acadia, con costo de 679 mil 890 pesos;
en total 4.5 millones de pesos.
¿No
les parece que es un insulto a la pobreza y vida llena de angustias
por la falta de dinero que viven millones de mexicanos? Parece que a
los magistrados electorales esto no les importa con tal de
transportarse a sus casas y trabajos con comodidad y seguridad, misma
que no tiene la mayoría de los mexicanos.
A
pocos días del natalicio del Benemérito de las Américas, Benito
Juárez, vemos como en el país democrático por el que él luchó,
se comete una gran aberración: funcionarios públicos que ganan
muchos miles de pesos más que el resto de los habitantes del país.
Si Juárez viviera, tal vez volvería a morir ante esta situación, o
más bien, volvería a recordar el discurso que pronunció cuando era
gobernador de Oaxaca: “Bajo el sistema federativo, los funcionarios
públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No
pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa sino con
sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse
al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo,
disponiéndose a vivir en la honrosa medianía que proporciona la
retribución que la ley les señala”.
Los
magistrados podrán responder que ellos no tienen la culpa de que la
ley les haya asignado ese salario y que están cumpliendo con los
lineamientos de Benito Juárez. Ante eso les respondemos: lo quieran
o no, ese estratosférico salario que reciben los corrompe, los hace
comodinos y fieles al sistema que los colocó ahí, por lo que están
atentos a cumplir con los caprichos de los poderosos para no perder
los puestos con jugosos sueldos. Llegado el momento, esos
“incorruptibles” magistrados están prestos a defender los
intereses de los candidatos que a los poderosos conviene y no para
salvaguardar los intereses de la mayoría, a quienes, además, ven
por encima del hombro. Cierto, el sistema capitalista les permite
gozar de esos sueldos pero a costa de la pobreza y sufrimiento de
millones de mexicanos que, además de no percibir el dinero justo
para brindar una vida satisfactoria a sus seres queridos, deben pagar
impuestos para que esos señores que protegen las reglas democráticas
del sistema capitalista, pueden vivir sin ningún apuro económico.
Esta injusta y aberrante situación debe cambiar y va a cambiar. La
situación de crisis económica e injusticia social no puede ser
eterna. El pueblo de México está abriendo los ojos y sabe que es
posible construir un país mejor en el que haya empleo para todos,
con buenos salarios y en donde el sistema no lo obligue a pagar
impuestos hasta por el agua que se toma. El cambio real del sistema
económico capitalista neoliberal es cuestión de tiempo porque la
gente ya no está dispuesta a seguir soportando tanta opresión e
injusticia.
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