- La titular del Sistema Municipal DIF, entregó más de 10 mil calaveritas a niños y niñas de las diferentes comunidades y unidades habitacionales de Chalco.
Fabiola Islas/El Escarlata
Chalco, Edoméx.- 4 de noviembre del 2017-
Con
el fin de preservar e inculcar la celebración del “Día de Muertos” que caracteriza a los
mexicanos, mexiquenses y por supuesto a los chalquenses, la Presidenta Honoraria
del Sistema
Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Alma Paulina
Carbajal Domínguez, realizó por vez primera la entrega de la tradicional
calaverita en todas las delegaciones del territorio chalquense.
Durante
siete días la titular del DIF visito las 33 comunidades que conforman el
municipio de Chalco para entregarles una calabacita con dulces, la alegría de
los chiquitines era latente, y con una sonrisa en su rostro daban las gracias
por este detalle que nunca antes habían recibido.
Del 26 al 31 de
Octubre, Carbajal Domínguez asistió a Santa
María Huexoculco, San Mateo Tezoquipan Miraflores, Culturas de México, Nueva
San Antonio, Barrio La Conchita, U. H. Pueblo Nuevo, Tezompa, Huitzilzingo, Nueva
San Isidro, Unión de Guadalupe, Covadonga, entre otras localidades chalquenses.
En
entrevista para este medio informativo, Paulina Carbajal explicó que es importante
fomentar entre la niñez las tradiciones
mexicanas, pues aunque la celebración de Halloween se ha popularizado entre la
población mexicana, en la mayoría de las familias mexicanas la tradición
persiste y se colocan ofrendas con elementos muy particulares.
Señaló
que se entregaron más de 10mil “cabitos” de este proyecto que se denominó “Amemos
Nuestras Tradiciones”, el cual, -dijo- se
realizó con la finalidad de que inculquemos en nuestras
niñas y niños el legado que ha venido de abuelos a padres y de padres a hijos,
recordemos que nuestras tradiciones generan valores en nuestras familias”.
Cabe
señalar que la tradición de pedir Calaverita
nacida en México se confunde con el famoso “Trick or Treat” (Dulce o Truco), de
Halloween, pero a diferencia de la celebración de origen Celta, los niños
mexicanos no hacen travesuras para conseguir dulces.
Se cree
que todo comenzó con un niño macehual, es decir, un pequeño que en la sociedad
azteca pertenecía a una clase humilde. Al quedar huérfano y ser parte de una de
las clases sociales menos favorecidas, no tenía dinero ni comida para colocar
en la ofrenda de sus seres queridos.
Usando su
ingenio, en una celebración a los muertos decidió pintarse la cara y salía a
pedir su “calavera” que no era más que solicitar algunas donaciones de pan,
frutas o comida para que tuviera algo que ofrendar a sus familiares. De esta
manera, una acción que surgió de la necesidad se transformó en una tradición
que se ha mantenido por muchos.
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