- Con el apoyo de la Junta de Asistencia Privada del Estado de México, Jair Ramírez cambio su condición de vida.
Reporte/Escarlata
Toluca,
Edoméx.- 10 de junio del 2019- Hace
15 años Jair Ramírez Herrera sufrió un accidente en su jornada laboral como
policía municipal, percance que le cambió la vida.
“Estábamos
haciendo unas prácticas antisecuestro, desafortunadamente en esos momentos tuve
un percance en el que caí en medio de dos piedras, al caer me quedé atrapado, y
se me rompió la tibia, provocándome una fractura expuesta”, dijo.
Debido
a que la lesión estuvo mal tratada, las heridas de las fracturas no cerraron,
lo que le causó una infección en el hueso, por lo que Jair tuvo que quedarse en
cama por tres años, sin poder hacer ningún tipo de actividad.
“Es
una cuestión tan difícil ser una persona que tiene que depender de otras para
poder moverte, o hacer tus necesidades o tener que estar en la cama haciendo
todo”, comentó.
Durante
esos tres años le realizaron 12 cirugías y varios tratamientos. Gracias a ello
pudo volver a caminar, sin embargo la herida no sanó del todo.
“Deciden
amputarme la pierna, después de 14 años, el médico tomó esta decisión porque ya
la infección se me estaba pasando a la sangre, entonces ya era una decisión de
vida, el determinar si quería vivir muchos años más”, expuso.
Ante
tal noticia pasaron muchas cosas por su cabeza, principalmente cómo le iba a
hacer para proveer el recurso económico para su esposa y sus hijas.
“Sentí
que ya no iba a poder hacer muchas cosas, que literalmente yo me iba a volver
un estorbo para la familia, sentí que ya no iba a ser lo mismo”, compartió.
Fue
el amor hacia su familia, el principal motor que lo impulsó a querer superarse
y salir adelante. Con su ayuda pudo
aceptar la situación y en él surgió el deseo de seguir siendo una persona
productiva.
Así
fue como llegó a la Junta de Asistencia Privada del Estado de México (JAPEM),
organismo sectorizado de la Secretaría de Desarrollo Social, el cual lo
canalizó con la Fundación Vamos a Dar, IAP.
Después
de hacerle varios estudios socioeconómicos, la fundación lo contactó aproximadamente
tres meses después para informarle que la prótesis que necesitaba ya estaba
pagada y que debía presentarse en León, Guanajuato.
“Fue
un sueño que no pensé que se fuera a realizar tan rápido, nosotros pensábamos
que íbamos a ver pasar mucho más tiempo para ver un resultado, pero la verdad
me cambió la vida este gran apoyo, ya que no solamente me lo dieron a mí, sino
también a mi familia, nos dieron la oportunidad de seguir luchando y de salir
adelante”, compartió Jair.
Actualmente trabaja en un taller mecánico y
como chofer. Gracias al aparato ortopédico ahora tiene una vida más activa y su
situación económica ha mejorado, por lo que puede disfrutar de la compañía de
su familia.
“Se
lo agradezco mucho a la JAPEM, a la Fundación, pero se lo agradezco a todos
aquellos que pusieron su granito de arena para contribuir a mejorar mi calidad
de vida”, expresó.
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