- El municipio de Tenancingo es reconocido como cuna del rebozo mexiquense.
Reporte Escarlata
Tenancingo, Edoméx.- 6 de abril del 2021- Este municipio es conocido por ser la cuna del rebozo, prenda textil que goza de un alto valor simbólico y referente de la vestimenta femenina, tradición heredada de generación en generación, entre las familias de este municipio y que aún se dedican a elaborar tan reconocida pieza artesanal.
Más de cinco décadas respaldan la trayectoria del rebocero Adolfo García Díaz, uno de muchos artesanos que siguen dedicados a la elaboración de esta prenda que le da identidad al Estado de México.
El maestro del arte
popular mexiquense ha dedicado su vida a la elaboración y preservación de esta
pieza, que coloca y enaltece al Estado de México, a pesar de estos momentos
difíciles porque las nuevas generaciones no siempre les gustan dedicarse a esto
y muchas personas no valoran el precio de su trabajo.
Detalla que aprendió el
oficio de su papá al comenzar a ayudarlo en telares de otate o telar de
cintura, donde poco a poco tomó cariño a esta actividad, adquiriendo su primer
telar a los 17 años.
En su domicilio se
encuentra su taller donde refiere que en sus telares ha realizado una infinidad
de prendas con más de 4 mil hilos para su elaboración.
Adolfo señaló que se
pueden realizar en telar de pedal y algunos en telar de cintura, cabe destacar
que los rebozos hechos en telar de cintura adquieren mayor valor por el trabajo
que se hace en ellos, y reiteró que el proceso sigue siendo artesanal desde que
compra la materia prima como son los hilos de algodón.
Relató que la
confección inicia con el devanado de hilo y lo coloca en carretes para empezar
a urdir el veteado o fondo. Posteriormente, el urdido de tela, que define el
ancho y largo del rebozo, prosigue con el boleado donde tuerce los cordones y
les agrega un líquido natural, para que el hilo endurezca, lo que facilitará el
amarre.
El amarre sirve para
que no penetre la tinta, de manera que el jaspe o granizado queda de diferente
color al resto del cordón, se amarra, después de hacer el veteo, donde el fondo
del rebozo y las puntas se tiñen al mismo tiempo. Posteriormente se desata la tela y quitan los amarres que
protegieron los hilos para dar paso al tejido y finalmente al empuntado.
Éste es un trabajo
familiar que comparte con su esposa María del Carmen López, su hijo Luis Ángel
García, un nieto y colaboradores que tiene en su taller, por lo que a través de
la enseñanza se esfuerza para rescatar este oficio del olvido.
Los rebozos de
Tenancingo tienen diferentes diseños y colores que pueden ser desde un
palmeado, doble labor, de bolita, jaspeado, granizado o de aroma.
El maestro Adolfo forma
parte de la Escuela del Rebozo de su municipio, un espacio donde busca que las
nuevas generaciones no olviden esta hermosa tradición y se inculque el amor
hacia la actividad de tejer rebozos.
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