- Disfrutan mexiquenses de música de cámara con el quinteto de cuerdas de la OSEM.
Reporte/Escarlata
Toluca,
Edoméx.- 2 de agosto del 2018- Con el
objetivo de que la música de cámara llegue a más mexiquenses, la Orquesta
Sinfónica del Estado de México (OSEM) creó el “Quinteto de Cuerdas” que se
presentó en el Centro Regional de Cultura de la capital mexiquense, donde los
asistentes, además de deleitarse con la música, aprendieron de ella.
El Salón de Usos Múltiples del Centro Regional fue la sede donde
los cinco maestros de la OSEM, dieron cuenta de la música que emerge de sus
instrumentos: dos violines, una viola, un violonchelo y un contrabajo, que
pertenecen a la familia de las cuerdas frotadas o pellizcadas, de las cuatro
que componen una orquesta.
El contrabajista Arturo Rodríguez
explicó que las cuatro familias que componen una orquesta son: cuerdas,
alientos, metales y percusiones; asimismo, compartió con los presentes que
cuando no utilizan el arco para tocar los instrumentos de cuerda, hacen “pizzicato”,
término italiano que significa pellizcar con las yemas de los dedos las
cuerdas, dando paso a la interpretación de la melodía popular “Habanera”, de la
Ópera Carmen.
También se habló de la
importancia del tamaño de los instrumentos, ya que entre más grande sea, el
sonido que emiten es más grave y cada uno de los cinco maestros tocaron
fragmentos para que la gente pudiera apreciarlo y posteriormente deleitaron con
la “Ópera Cavalleria Rusticana”.
Con lenguaje simple, el
contrabajista interpretó un fragmento de la canción tradicional
mexicana “La Guadalupana” en diversos tonos, y explicó al
público que la música es como el mar, porque también tiene diversas
tonalidades, a veces es más azul o más verde.
El reconocimiento del público se
hizo presente y poco a poco la gente comenzó a participar con el quinteto
expresando las emociones y los sentimientos que les producía la música.
Posteriormente, ya con más
conocimiento musical, los asistentes disfrutaron del concierto para cuerdas en
“Re Mayor” de Antonio Vivaldi, compuesto por tres movimientos, así como el
“Canon” de Johan Pachelbel, penúltima melodía en la que se pudo apreciar el
trabajo en equipo con la armonía, ritmo y melodía, dejando claro a los
espectadores la importancia de cada instrumento.
Para finalizar la tarde musical,
se dijo que se llama música de cámara porque se realiza en una recámara, sitio
donde es imposible que pueda estar una orquesta sinfónica y, así, cerraron el
recital didáctico con el vals austriaco de Johann Strauss “Pizzicato Polka”.
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