- Líderes tianguistas al margen de la ley controlan con dadivas a funcionarios y políticos.
Jorge Treviño Isaías/El Escarlata
Zona Oriente, Edoméx.- 31
de Julio del 2017- En
México el tianguis es una tradición centenaria, en la época prehispánica
Tlatelolco era el punto de intercambio comercial más importante de Mesoamérica,
allí el orden y la disciplina entre comerciantes y compradores prevalecían pues
sí alguien no respetaba la ley debía enfrentar sanciones inmediatas e
implacables, sentenciadas por jueces siempre disponibles, que iban desde
la expulsión del mercado, decomiso de mercancía, la mutilación de manos o
lengua tras robo o fraude, hasta la muerte por ejecución allí mismo a manos de
la guardia del imperio azteca.
En la actualidad para nadie es un secreto que
los dirigentes de agrupaciones de comerciantes informales de tianguis ostentan
riquezas acumuladas, pero a diferencia de otros casos de enriquecimiento
inexplicable con estos personajes sí hay una explicación, la complicidad con
funcionarios de gobierno y la corrupción son las características principales
con las que operan para para obtener dinero a cambio de la instalación de cada
puesto colocado en las diferentes plazas de comercio irregular que controlan.
El tianguis de San Juan Pantitlán asentado cada
domingo sobre avenida Texcoco en los límites de la ciudad capital y el Estado
de México, entre la delegación Iztapalapa y el municipio de Nezahualcóyotl
tenía treinta años instalándose, pero el pasado 30 de julio de 2107 autoridades
de ambas demarcaciones realizaron un operativo para impedir la colocación de la
vendimia. La medida fue derivada de un tiroteo ocurrido una semana antes en el
que resultaron dos personas muertas y varios lesionados por arma de fuego.
Hechos de violencia podrían repetirse en otros lugares de venta similares
pues aunque se instalan en diferentes días, los líderes y comerciantes son los
mismos como el que se ubica los miércoles en “El Salado”, sobre la misma
vialidad entre Iztapalapa y Neza pero cinco kilómetros más hacia el oriente.
Los dirigentes de grupos de vendedores nunca
han procurado establecer el respeto a la legislación en el aspecto
administrativo con la Delegación o el Municipio, todo lo ejecutan con acuerdos
políticos y al margen de la norma jurídica, un tianguista nunca realiza trámite
alguno en ventanilla oficial, para vender todo es con sus líderes y operadores,
en el caso que un mercader acuda a la delegación Iztapalapa o a la oficina
municipal de Neza inmediatamente sufre las consecuencias de no poder
instalarse por órdenes del capo tianguista.
Tampoco es positivo para el sistema de
recaudación fiscal del gobierno, pues quien vende en una plaza ambulante no
hace declaración de impuestos ni paga seguro social a las personas que emplea.
Además que sí consume energía eléctrica no la paga ya que se cuelga
clandestinamente del primer poste que se deja, hay que sumar la molestia a
vecinos y las toneladas de basura que deben recoger los servicios públicos
pagados por todos nosotros.
Otro factor es la anarquía que prevalece en los
puntos de venta, toda presencia de cualquier dependencia oficial debe pasar por
el visto bueno del dirigente, de lo contrario el hostigamiento y rechazo se
manifiestan abiertamente.
Es común observar el arribo de los jefes de
plaza en vehículos de lujo a los tianguis o en sus centros operativos, sin
dejar de mencionar las alhajas y artículos costosos que ostentan, estampas
similares a cualquier cabecilla narcotraficante, sólo les falta su
“tianguicorrido”.
Que los gobernantes tomen cartas en el asunto
es urgente, y que mejor que lo hagan sumando capacidades institucionales, no se
trata de quitar los tianguis, sin embargo se requiere que se les retire el
manejo administrativo y operativo a los nefastos dirigentes.
Quien sea líder que represente sí, que
defienda, organice y sea la voz de los tianguistas, pero que también fomente el
respeto a la ley, por el bienestar de quien procura con venta o trueque mejorar
sus condiciones de vida. La dinámica de la sociedad demanda verdaderas
Organizaciones sociales no grupúsculos mafiosos que todo lo hacen bajo las
sombras. Que considere que la gente cuando acude a realizar sus compras con la
idea de obtener productos más baratos merece respeto y buen trato.
Obligado aspecto es cuidar también de manera
especial la actuación de los servidores públicos vinculados, en ellos recae la
responsabilidad de que las políticas gubernamentales sean ejecutadas
correctamente. Para lograrlo sólo requiere brindar respuestas a la altura
de las necesidades de la ciudadanía, con honestidad, transparencia y sobre todo
rendición de cuentas, nada más. ¡uffs!
¿Si hoy hubiera jueces como en Tlatelolco sobre
quienes caerían la mayoría de sentencias?
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