- Enseña telar de cintura, cocina tradicional, lengua materna y pigmentación natural, desde hace más de 25 años.
Reporte/Escarlata
Toluca,
Edoméx.- 21 de enero del 2019- Reyna
Rayón Salinas es originaria de Xonacatlán, ha dedicado su vida al trabajo de
difusión y promoción de la cultura otomí, dedicándose a enseñar su lengua
materna, comida tradicional y tejido en telar de cintura, herencia cultural que
aprendió de su madre, Doña Maguito, quien a su vez aprendió de su madre y sus
abuelas.
La
relación de Rayón Salinas con la cultura otomí comenzó desde su nacimiento,
cuando al igual que las niñas de su comunidad, y de acuerdo con las costumbres,
aprendió en casa la lengua y tradiciones propias de su comunidad.
Una
vez que tuvo edad suficiente para aprender la técnica del tejido en el telar de
cintura, elaboró sus primeras prendas y por iniciativa propia apoyó a su madre,
cuando ésta presidió una asociación de 83 artesanos de Xonacatlán, a través de
la cual comercializaban sus creaciones en Toluca; la pequeña Reyna se encargaba
de detallar los textiles para mejorar su presentación final.
Orgullosa
de la riqueza cultural e identitaria heredada de su madre, Reyna creció
convencida de que estos conocimientos deben transmitirse de generación en
generación para que se expandan a tantas personas y lugares como sea posible.
Derivado
de lo anterior, hace más de 25 años comenzó a impartir un taller de telar de
cintura con sede principal en el Centro Cultural Mexiquense y que actualmente
se ofrece de manera habitual en los Centros Culturales de municipios como
Atlacomulco, Ocoyoacac, San Felipe del Progreso, Xonacatlán y Temoaya.
“Yo
esto lo aprendí de mi mamá. Mi punto de vista es que esto es una herencia que
ella también aprendió de sus abuelas, de su madre y yo lo aprendí de mi mamá. Y
yo lo veo así, como parte de una herencia que se tiene que transmitir de
generación en generación, porque es parte de nuestra tradición y cultura”,
compartió la artesana otomí.
La
trascendencia del trabajo realizado por Reyna Rayón abarca a otras etnias
distintas a la otomí, ya que gracias a programas realizados bajo el auspicio de
instituciones como el Colegio de Lenguas, de la Secretaría de Cultura
mexiquense, ha impartido talleres a matlazincas, tlahuicas y mazahuas para que
aprendan el manejo de la trama y el urdimbre, para que así ellos puedan
rescatar su indumentaria, incluyendo el uso de pigmentos naturales.
Galardonada
con premios nacionales de artesanía textil, más de mil personas han asistido a
lo largo de casi tres décadas a sus talleres. Pensando en que los niños son los
más importantes para preservar las costumbres y tradiciones originarias, la
artesana ha desarrollado un interesante sistema de enseñanza lúdico, que aplica
generando interesa a partir de la curiosidad propia de los niños y el
aprendizaje de palabras en otomí de manera práctica, mientras realizan un
textil o guisan algún platillo básico.
Sin
límites geográficos, Rayón Salinas regresó del VI Foro Mundial de la
Gastronomía Mexicana, realizado en Estados Unidos, donde presentó platillos
tradicionales, no tantos como ella hubiera querido, según declaró en
entrevista: “porque no se consigue todo lo que hay acá en México, y si se
consigue, se consigue en dólares”.
Hace
seis años viajó al Vaticano para presentar las artesanías mexiquenses en los
Museos vaticanos y ha participado en diversos encuentros interculturales en
distintas partes de México.
“Cuando
me entero de que salen convocatorias para concursos, pues yo me dedico a
trabajar, me desvelo, me levanto temprano para poder trabajar y tiene que ser
un trabajo de calidad, porque yo creo que de eso se trata”, agregó.
Consciente
de la situación actual de los textiles tradicionales, parte de su producción
comercial se enfoca en lo que ella ha llamado “Prendas de innovación”, que son
artículos como bolsitas y morrales para cosméticos o celulares, lapiceras y
caminos de mesas, entre otros productos que sin tener la tradición del
chincuete o el gabán, han sido bien recibidos por los consumidores, para uso
utilitario o decorativo y en la que se ha encontrado una forma de continuar la
vigencia del telar de cintura.
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