- Producen en San Mateo Tlalchichilpan, localidad ubicada en el municipio de Almoloya de Juárez, fuegos artificiales hechos por artesanos que han hecho de este oficio su forma de vida.
Reporte/Escarlata
Almoloya
de Juárez, Edoméx.- 12 de julio del 2019- Durante todo el año, el Estado de México
vive diversas fiestas patronales en las localidades de sus 125 municipios, en
las cuales los castillos, cohetones, toritos y chiflones, entre otros juegos
pirotécnicos, producidos en talleres familiares dedicados a este oficio, son
responsables de brindar luz, color y espectáculo a estas festividades.
En uno de esos
talleres, desde que amanece y hasta que el sol se oculta, trabaja Víctor López
González, uno de tantos artesanos mexiquenses dedicado a la producción de
pirotecnia, oficio cuyo conocimiento ha pasado de generación en generación.
Don Víctor ha dedicado
los últimos 20 años de su vida a esta actividad que, si bien reconoce como un
oficio artesanal con cierto grado de peligrosidad, es la que le permite sacar
adelante a su familia. Se resiste, por tanto, a pensar que algún día la
producción de pirotecnia pueda desaparecer.
Él vive en San Mateo
Tlalchichilpan, localidad ubicada en el municipio de Almoloya de Juárez, lugar
con un sutil aroma a azufre, donde por varias generaciones las familias que ahí
habitan han hecho de la fabricación de fuegos artificiales su forma de vida.
Para él, padre de
familia de cuatro pequeños, la pirotecnia es un orgullo, parte de su identidad
y una tradición a la que no está dispuesto a renunciar. Este mexiquense dijo
que su municipio sobresale por ejercer este arte, pues su comunidad ha sido
escenario del oficio por décadas.
“La pirotecnia, hoy en
día, más que una tradición es una forma de vida, ya que aproximadamente el 90
por ciento de la localidad se dedica a la fabricación y comercialización de
juegos pirotécnicos”, señaló.
Existe una gran
variedad de fuegos artificiales, sin embargo, la familia López se ha dedicado a
la elaboración de cartonería, toritos y otras figuras como pavorreales y
muñecas, siempre trabajando bajo las normas establecidas por las autoridades.
Para los habitantes de
San Mateo Tlalchichilpan, una muestra simbólica de la cultura pirotécnica es la
elaboración de los tradicionales “toritos”, estructuras de carrizo o de metal
en forma de toro, cubiertas de papel y decoradas con coloridos diseños que al
grito de “fuego, fuego”, son encendidos y todo se transforma en un espectáculo
explosivo de luces y sonidos.
A más de dos décadas de
dedicarse a este oficio, reconoció que ya no le resulta tan complicado como al
principio, pues en el proceso de producción y distribución de los “toritos”,
son cerca de tres personas las involucradas en el trabajo de un taller, así
como en la comercialización, que llega a beneficiar hasta a seis personas.
Por ello, llamó a la
gente a adquirir productos mexiquenses, que cuentan con mayor calidad y son
elaborados con las adecuadas medidas de seguridad, además de que ayudan a
continuar con esta noble tradición mexicana.
Finalmente, reconoció
el trabajo del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (IMEPI), como una dependencia
del Gobierno estatal que atiende los problemas de los pirotécnicos y mejora la
fabricación, el transporte, el uso y la comercialización de sus productos.
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